La higienización y desinfección de ambientes y medios de transporte públicos y privados se encuentran entre los métodos más buscados para la contención de la emergencia sanitaria derivada de la propagación del COVID-19. En el escenario de las tecnologías más utilizadas priman las basadas en la ozonización, la ionización, la fotocatálisis y la filtración, que resultan fundamentales para reducir la transmisión del virus de forma eficaz y persistente.
OZONO Y SANEAMIENTO DE AMBIENTES
Como es sabido, el ozono es un gas hiperoxidante capaz de eliminar eficazmente microorganismos como bacterias, virus, moho, esporas, hongos, ácaros, especialmente cuando se utiliza para saturar ambientes limitados. Es un gas que no se puede almacenar ni transportar debido a su alta reactividad, sino que se genera in situ a partir del aire, el oxígeno o el agua.
Se define el método de producción de ozono más común (y más ventajoso) efecto corona. Este proceso implica un flujo de aire seco (o, más simplemente, oxígeno) que pasa a través de una descarga eléctrica de alto voltaje que rompe la molécula de oxígeno estable, dando lugar al proceso de formación de ozono. Otro proceso de producción, aunque menos ventajoso que el anterior, consiste en lámparas ultravioleta con una banda de emisión concentrada en 185 nm. Los límites de este sistema son el mayor consumo eléctrico, la menor productividad del ozono y, por último, la brevedad de vida operativa de las lámparas, con elementos relacionados con la contaminación resultante. Finalmente, un tercer proceso posible es el destinado a la producción de ozono para ser utilizado en solución acuosa que parte de la electrólisis del agua. Una vez producido, según el proceso más conveniente, el ozono aparece como un germicida de amplio espectro, gracias a su capacidad de atacar y destruir la membrana celular, provocando su lisis.
En términos de saneamiento ambiental, el uso del ozono se desarrolla después ciclos de tratamiento preciso, compuesto de varias fases, como se informa en el "Informe ISS COVID-19 n. 56/2020” producido por ISS e INAIL. Las etapas que marcan un ciclo de tratamiento parten de la fase de acondicionamiento, en la que se comienza a suministrar ozono a la estancia a tratar, saturando el ambiente con la concentración adecuada al objetivo de referencia. Sigue así la fase de acción propia del ozono que, con puertas y ventanas cerradas durante el tiempo necesario, garantiza la acción higienizante. El ciclo finaliza con la fase de eliminación del ozono residual; una fase de gran importancia para la seguridad de los ocupantes del sitio para bicicletas. Cuando se apaga el generador, la concentración de ozono disminuye gradualmente debido a la reconversión espontánea del ozono en oxígeno.
VENTAJAS DEL USO DEL OZONO
El uso de ozono, y por tanto de ozonizadores, tiene numerosos beneficios. En primer lugar, la naturaleza gaseosa de este sistema de desinfección permite llegar incluso a las superficies más complejas y a los puntos menos accesibles de un entorno. Además de este alto grado de eficacia, los costes son muy bajos para cada ciclo de esterilización - no hay necesidad de mano de obra especial ni de mantenimiento ordinario - y los tiempos de actuación son extremadamente cortos.
Además, no olvides que en su proceso de producción no es necesario el uso de ningún producto químico, sólo aire y electricidad. Realizado según métodos correctos, el proceso de eliminación de virus, bacterias, moho y levaduras con ozono no produce residuos orgánicos ni inorgánicos: el ozono, obtenido con sistemas tecnológicos adecuados, una vez finalizado su ciclo, se transforma nuevamente en oxígeno sin dejar rastros. a diferencia de otros productos químicos. En estos términos, esta tecnología reduce las emisiones de sustancias nocivas para el medio ambiente, presentándose como un sistema que combina eficiencia, economía y atención al medio ambiente.
OZONIZADORES Y SEGURIDAD, ENTRE PROCEDIMIENTOS Y TECNOLOGÍAS
Los ozonizadores disponibles en el mercado se pueden dividir en función modo operativo y para capacidad de producción, que depende del uso -más o menos profesional- al que estén destinados. Los de mayor capacidad de producción están destinados a grandes entornos y permiten la adopción de protocolos personalizados; también se caracterizan por tecnologías de refrigeración de la célula, para limitar la producción de calor. Por el contrario, los ozonizadores de menor capacidad de producción, adecuados para ambientes pequeños, están equipados con programas predefinidos que no pueden modificarse y tienden a enriquecerse con un dispositivo de reconversión del ozono al final del suministro.
Variable de fundamental importancia, la precursor del ozono en el proceso productivo puede ser -y esto es lo que ocurre en la mayoría de los casos- aire ambiente u oxígeno de pureza > 95% procedente de bombonas o concentradores portátiles. Según lo define la ISS, este es el rango que perfila la posible producción de sustancias nocivas o, por el contrario, la ausencia de residuos tóxicos.
Aunque el uso del oxígeno presente en el aire ambiente es sencillo y económico, puede conducir a la producción de sustancias nocivas, principalmente productos nitrogenados, dependiendo del tipo de célula de ozono y de su método de funcionamiento. “El uso de generadores de celda cerrada, en lugar de generadores que utilizan descarga de corona de placa superficial, ofrece ventajas fundamentales de calidad y durabilidad – leemos en el Informe COVID-19 n. 56/2020 – y el aire que alimenta la célula debe estar purificado y deshidratado. De hecho, es necesario que los generadores estén equipados con un sistema de filtración específico para la fuente de aire ambiente con el fin de retener los posibles contaminantes presentes y evitar o limitar la generación de subproductos de reacción nocivos para el organismo humano".
Con el uso de una celda de ozono alimentada por oxígeno de pureza > 95% sin embargo, existe la certeza de no generar contaminantes secundarios, pero también la posibilidad de lograr mayores rendimientos y concentraciones de ozono en el flujo entregado, aunque los equipos sean más complejos y costosos. En cualquier caso, el manual de usuario proporcionado por el fabricante debe resaltar los riesgos por la producción de sustancias nocivas o la generación de calor/incendios, así como las estrategias de prevención.
Por supuesto, los equipos, al igual que los dispositivos eléctricos, también deben pasar las pruebas pruebas de seguridad electrica, realizado según una norma armonizada de la Directiva LVD 2014/35/UE, así como pruebas de compatibilidad electromagnética.
EL OZONO Y EL ASPECTO REGULATORIO
Ya validado en 2001 por la FDA de EE. UU. (Administración de Alimentos y Medicamentos) tan seguro y eficaz en el procesamiento de alimentos, el ozono se introdujo en Europa en 2003 para la desinfección y esterilización durante los procesos de embotellado de agua. En aquella ocasión se definió la posibilidad de separar los componentes de las aguas minerales naturales y de las aguas de manantial mediante un "tratamiento con aire enriquecido con ozono", tal y como recoge la Directiva modificada 80/777/CEE. En Italia, sin embargo, el Ministerio de Sanidad ha reconocido - con el protocolo del 31 de julio de 1996 n°24482 - el uso del ozono en el tratamiento del aire y del agua, como protección natural de la esterilización de ambientes contaminados por bacterias, virus, esporas, mohos y ácaros.
Para el Certificación CE de los productos. deberán realizarse todas las pruebas indicadas en normas armonizadas adecuadas para la control de seguridad electrica Y Compatibilidad electromagnética. El fabricante o el importador puede realizarlos de forma independiente si está equipado con los equipos y capacidades necesarios, o confiarlos a laboratorios externos especializados.
Para solicitar más información sobre este tema, escriba a info@sicomtesting.com
o llame al +39 0481 778931.